Hacía frío, subí a mi armario en busca del algo abrigado y empecé a emprender viaje por mi imaginación.Iba subiendo junto a un ratón enamorado de la vida y la aventura que me llevaba por una cima para conocer el mundo desde lo más alto.
Mientras caminábamos me di cuenta de lo curioso que era este ratón, con cada detalle de la naturaleza que se encontraba, lo relacionaba con algun hecho de su infancia, así fue cuando me explicó que lo más lindo de la vida es volar por la imaginación de tu niño interior y explorar los pequeños detalles de la vida.
Seguíamos avanzando y sus ganas por llegar a la cima aumentaban, fue así que empezamos a apurar el paso.
Nos encontramos con animales peligrosos y con muchas dificultades en el camino, me impresionó la valentía que tenía para enfrentar los problemas de manera que aprendí que la vida siempre tiene altos y bajos pero hay que aprender a encontrar soluciones.
Llegamos a la cima después de mucho esfuerzo, pero valió la pena el sacrificio y los riesgos que tuvimos que correr para apreciar el mundo desde lo más alto, ya que desde arriba todo se ve mejor y más despejado.
Fue así que aprendí que con perseverancia y esfuerzo podemos lograr nuestros sueños que nunca son difíciles de alcanzar si nos proponemos una meta y no dejamos de lado las ganas de seguir adelante.
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